martes, 17 de enero de 2017

París en navidad

Hoy te he pensado tan fuerte

que tu perfume ha hecho eco en toda mi cama,

y, por un momento, he vuelto a verte tumbada,

acurrucada entre todas las caricias que nos debemos.


¿Quién fue el descerebrado que decidió

que para querer más había que echar de menos?


Que venga y me lo explique,

y que intente cortarme las ganas

de salir corriendo tras los veintiocho pasos

que me vi obligado a recorrer contra mi voluntad.


Echar de menos va mucho más allá

de acordarme de cada uno de tus bostezos,

y de tu mirada de enfadada

cada vez que los interrumpía con mis dedos.


Es mucho más que los mordiscos

que mis labios necesitan de tu boca

para volver a sentirse

la parte más afortunada de mi cuerpo.


Y, por supuesto,

es mucho más que soñarte a cada rato

y no saber qué responder

cuando alguien me pregunta por tu nombre.


Aún creo en el amor, y sigo pensando

que tiene que ser algo parecido a nuestras caras enfrentadas,

esperando a que alguno de los dos

sea capaz de transformar en besos todas las sonrisas,
                                         o al revés.


Tú, que te sientes diminuta, deberías saber

que las estrellas se despiertan cada noche

para que la luna les recite poesías

sobre los lunares y las curvas de tu espalda.


Porque no sé si te quiero más por echarte de menos,

pero tengo claro

que, mientras tú te piensas Troya en llamas,

yo te veo París en navidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario